Estar allí, la antropología y la escena de la escritura de Guertz.
¿Es posible una experiencia personal sin subjetividad?
La antropología se presenta, como poco, como una ciencia paradójica al tener que plasmarse en textos que se suponen deben ser, al mismo tiempo, una visión íntima y una fría evaluación de las experiencias de los investigadores. Desde el vamos, debe ser muy difícil tener que escribir de manera científica una experiencia de vida y más siendo que el modo en que se presentan los enunciados cognoscitivos mina nuestra capacidad para tomarlos en serio.
Pero al final, ¿cómo un texto antropológico puede parecerse tanto a un relato ficcional como a un ensayo de laboratorio? De un extremo al otro, parece que el estudio antropológico salta de tratar a la gente como objetos a un impresionismo acusable, de una insuficiencia de compromiso a una insuficiencia de distancia. Sin más, es casi imposible pedirle a alguien que sea objetivo en lo que cuenta. Y mucho menos que esa obligación provenga de uno mismo, pero también, si no se tiene cuidado, todo lo desarrollado pasa a convertirse en poco más que una opinión inteligentemente expuesta.
Al fin y al cabo, la verdadera habilidad de los antropólogos para hacernos tomar en serio lo que dicen tiene que ver con su capacidad de convencernos de que lo que dicen es resultado de haber podido penetrar otra forma de vida. ¡Pero cuán pretencioso tuvo que haber sido aquel que creyó poder quitarle la subjetividad a la experiencia sin sacarle su esencia! La antropología parece basarse en que, para hacernos creer que la vida es objetiva, es necesario llenarnos de datos subjetivos. Cualquier duda parece quedar despejada por la simple abundancia de datos.
¿Podemos considerar científico un ensayo en el que juega mucho el factor “yo no sé, no estuve ahí” conjugado con “él sabe, es antropólogo”? En conclusión los etnógrafos necesitan convencernos no sólo de que estuvieron ahí, sino de que, de haber estado ahí, nosotros hubiéramos visto lo que ellos vieron, sentido lo que ellos sintieron. Sólo me queda un último interrogante: ¿cómo diferenciar una etnografía de pura palabrería en Monografías.com?