El héroe de las mil caras de Campbell.
El mito y el sueño
Cada uno de nosotros tiene un panteón de sueños que obra en secreto. [Los genios del inconsciente] son peligrosos porque amenazan la estructura de seguridad que hemos construido para nosotros y nuestras familias. Pero son diabólicamente fascinantes porque llevan las llaves que abren el reino entero de la aventura deseada y temida del descubrimiento del yo.
“Soñé- estaba escrito en un diario- que estaba en mi escuela primaria después de clase (por el sol, no eran más de las 5 de la tarde). Sola, parecía que no había nadie más. No estaba asustada, por más que la luz de la imagen fuera bastante fantasmagórica. Salí de mi aula –la misma de primer grado, en la que aprendí a escribir- y bajando la escalera parecía estar buscando algo. Abrí una puerta, en uno de los descansos y ahí estaban mis compañeros de la secundaria haciendo una fiesta que me recordaba a la presentación del programa de televisión de Garfield. Tentada a quedarme, de repente me apremió la necesidad de volverme a casa temiendo la reprimenda de mi mamá. Ahora apuradísima y sin tiempo de bajar las escaleras, me tiro por una bandera gigante que llegaba hasta dos pisos más abajo, a la planta baja. Pero al llegar, en vez del patio de baldosas rojas había una pileta. Salí nadando y ya en la puerta del colegio, mientras me sacudía como podía el agua de la ropa, llega mi mamá como si nada y nos vamos caminando. A esta altura, ya era de noche”. Es porque permanecemos aferrados a las imágenes no conjuradas de nuestra infancia que fracasamos como adultos.
A veces, hay algunos que al volverse a mirar lo que había prometido ser una aventura única, peligrosa, imposible de predecir, sólo encuentran que el final es una serie de metamorfosis iguales por las que han pasado hombres y mujeres en todas partes del mundo. Que cada vida pueda sintetizarse en un conjunto de acciones continuadas, que en su forma más estereotipada incluye nacer-crecer-tener descendencia-morir , no significa ni por asomo poder establecer si quiera un mínimo de paralelismo entre diferentes existencias. Pobre de quien crea que su vida ya la vivió otro de antemano y se limite a su mediocridad mientras piensa que sólo es el héroe aquel que ha sido capaz de triunfar sobre sus limitaciones.
Siempre me pareció una mediocridad concebir la vida como una superación constante de aquellos obstáculos que impiden la concreción del deseo moderno de felicidad instantánea. Para mi, una limitación se parece más a aquello que se interpone entre el hombre y la infinidad y por ende es algo que no se puede superar, al menos no en vida.
Al final es poco en realidad lo que necesitamos para vivir, pero sin ello la aventura dentro del laberinto es desesperada. Aunque ya ni siquiera tenemos que arriesgarnos solos a la aventura, por que los héroes de todos los tiempos se nos han adelantado.¿Podemos decir entonces que la vida ya no trae sorpresas? Aunque bien vendría tener un poco de certezas, el todo es potencial de la única vida que hemos de vivir. Porque si en 15 años he de hablar 3 idiomas y tener un postgrado (¿Por qué no?) mañana mismo tengo que empezar con las clases de portugués.Cuando llegue nuestro día por la victoria de la muerte, la muerte cerrará el círculo, nada podemos hacer, con excepción de ser crucificados y resucitar. La limitación de la vida está en su esencia.